Fatherhood story June 12,  2009 Photography by Mark A. Philbrick Copyright BYU Photo 2009 All Rights Reserved photo@byu.edu  (801)422-7322

Ayer en el día del padre el sermón dominical, se basó en el pasaje de Josué 24:15;  donde Josué conmina al pueblo a decidir entre servir a los dioses paganos o a Jehová, dejando en claro que él y su familia  servirían a Jehová.

Este conocido pasaje lo miramos desde la perspectiva del padre, del jefe de familia, pues en el versículo leído podemos distinguir claramente tres cualidades de Josué como padre y jefe de familia.

  • Era consciente de la realidad que rodeaba a su familia. Sabía que existía y era un real peligro la idolatría, la posibilidad de que sus hijos se  sintieran tentados a copiar y seguir las tendencias de quienes les rodeaban. No cerraba sus ojos ante la realidad, al contrario, advertía que si existía.
  • El decide por el mismo servir a Jehová, es decir él se pone por delante de sus hijos con su decisión de vivir una vida acorde  a los valores y principios de Dios.  No espera que otros vivan de acuerdo a esos valores y principios, él se somete a ellos primero.
  • Tercero, como cabeza de la familia y responsable de la crianza y liderazgo, compromete a los suyos en esta empresa de servir a Dios. Mediante su ejemplo de sumisión y entrega a los valores divinos compromete a su familia a servir a Jehová.

Cuan necesario son hoy día estas tres características en nosotros los padres cristianos:

Conscientes de la realidad de la sociedad que rodea día a día a nuestros hijos. Una realidad cada di más permisiva, más tolerante e igualitaria, la que atropella muchas veces nuestros valores más profundos, como el derecho a la vida y la familia. No podemos cerrar nuestros ojos a esa realidad.

Nosotros debemos como padres  tomar la decisión de servir a Dios. Nosotros debemos ser sacerdotes de nuestras familias, debemos ser atalayas de nuestros hijos, pastores de nuestras familias.  Para eso nosotros debemos asumir con responsabilidad nuestro carácter cristiano y vivir acorde a él.

A Ser un ejemplo.   Solo si nosotros somos un ejemplo vivo de fidelidad a los principios y valores cristianos, nuestros hijos, también se someterán a ellos. Si somos inconsecuentes diciendo ser cristianos, pero en nuestra vida diaria nuestros hijos no lo ven claramente, no estamos dando un buen ejemplo. Sino mostramos un genuino amor por la Obra de dios y su Casa de Oración, nuestros hijos tampoco lo harán. Debemos ser un ejemplo.

 

 

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